Marta Gil, de BARNES: «La creación de nuevas empresas y el crecimiento de las ya existentes están empujando al alza el segmento de oficinas»

Entrevistamos a Marta Gil, Commercial real estate Manager de BARNES, la agencia inmobiliaria especializada en bienes inmuebles de lujo que está presente en la mayoría de capitales internacionales.

Junto a la parte residencial, desarrolla la rama empresarial, formada por un equipo de personas con dilatada experiencia en el sector de oficinas.

Entre sus servicios ofrece soluciones personalizadas y adaptadas a las necesidades de sus clientes, tanto en comercialización de activos, como en todo el proceso de búsqueda, aportando las herramientas necesarias a través su experiencia y conocimiento del mercado terciario.

¿Qué distingue a BARNES de otras consultoras inmobiliarias?

Eficiencia y seguimiento de nuestros clientes (propietarios y demandantes), lo que se traduce en un servicio más personalizado basado en una experiencia en el sector que nos permite tener acceso a todo el mercado y mantener una relación de calidad y confianza con todos nuestros clientes.

¿Cuál es el perfil de sus principales clientes?

Trabajamos con todo tipo de actores del mercado inmobiliario a los que prestamos la misma atención y dedicación; desde la pequeña empresa, pasando por el promotor y hasta el inversor.

Nuestra experiencia y seguimiento continuado se traduce en clientes asiduos y por recomendación. La gran mayoría se engloban en la mediana empresa, desde los 600 hasta los 2.000 m², predominando las empresas tecnológicas y de servicios.

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¿Cuáles son las principales operaciones en las que han participado en el último año?

En el sector oficinas, el crecimiento de la economía en general y la entrada de Socimis en particular, mejorando el parque de oficinas, ha provocado un alza en la tasa de ocupación de la zona Prime. Las zonas de parques empresariales han vuelto a ser una buena opción para las empresas, por encontrarse muy próximos a Madrid y con una red de comunicaciones ampliada (tren ligero, ampliación de la red de metro…) que supone una alternativa en cuanto a superficie y relación calidad-precio para este tipo de multinacionales.

En este sentido, BARNES Spain ha intermediado en lo que va de año un total de 4.000 m² en varias operaciones de alquiler en dichos parques (Julian Camarillo, Barajas…), así como la venta de un inmueble independiente de 3.000 m² en Arturo Soria.

También hemos realizado operaciones para la pequeña y mediana empresa dentro de la M-30 en el barrio de Salamanca (Velázquez), en el CBD (Orense) o en Chamberí (General Martinez Campos).

¿Cuáles son sus proyectos principales en marcha para este año? ¿Qué objetivos se han marcado para este año?

Al ser un player más en el mercado, queremos distinguirnos en el servicio siendo creativos en la búsqueda de nichos de mercado que nos permitan diferenciarnos y posicionarnos en cuanto al servicio como profesionales del mercado y ampliar la cuota de mercado.

¿Cuál es el reto más importante de su empresa a día de hoy?

BARNES es conocida a nivel residencial y nuestro reto es ir aumentando nuestra cuota de mercado a nivel empresarial, principalmente, en la Comunidad de Madrid.

¿En qué punto cree que se encuentra el sector inmobiliario?

Estamos en un momento dinámico con oportunidades para la mayoría de agentes del mercado, tras cinco años en los que el sector ha crecido de forma sostenida desde sus mínimos. En estos momentos existe más demanda que oferta en las zonas más ‘calientes’ del mercado, por lo que tiene sentido que los propietarios tasen al alza. Mientras, los compradores también tienen mayor acceso a financiación con respecto a hace unos años, por lo que también están dispuestos a pagar más. Eso sí, en las grandes ciudades y áreas metropolitanas, la descompensación entre oferta (precios al alza) y la tipología de la demanda (el 90% de las empresas españolas corresponden a las Pymes) puede llevar a un inflacionismo desmesurado y a un posible estancamiento a medio plazo.

¿Qué segmento del sector, según sus datos, cree que será el protagonista en 2018?

Los segmentos de activos residenciales y de retail han experimentado una fuerte crecida. El crecimiento general de la economía ha fortalecido mucho la posición de las familias españolas, por lo que el segmento de residencias está en pleno auge, tanto en compraventa como en alquiler. Por otra parte, la creación de nuevas empresas y el crecimiento de las ya existentes están empujando al alza el segmento de oficinas. También lo está haciendo la llegada de empresas internacionales a España, un país que es un referente en estos momentos por las oportunidades que presenta y por ser un mercado clave en la expansión de muchas compañías multinacionales.

¿Cuál cree que es el cambio más importante que se ha producido en el sector en los últimos años?

Se han producido muchos cambios en poco tiempo que han sido completamente determinantes para la evolución del sector. Uno de ellos ha sido la entrada de Socimis, que han mejorado el parque de oficinas. Esta entrada, sumada al retorno de la confianza de compradores e inversores, ha supuesto un antes y un después respecto a la crisis económica.

¿Estamos en la era del proptech?

El impacto de las nuevas tecnologías en el sector seguirá provocando un efecto dominó en todos los niveles. Así pues, las proptech son una parte importante de esta revolución sectorial, pues cambian las “reglas del juego” establecidas por las agencias tradicionales. No obstante, no solo este tipo de startup ha cambiado el sector. Otros avances tecnológicos como son el uso del Big Data aplicado al mercado inmobiliario, conocer el estado del mercado en tiempo real y a pie de calle, tecnología 360º en fotos y vídeos, tours virtuales, fotografías estáticas y vídeos personalizados con la descripción de cada inmueble o la impresión 3D son también parte esencial de esta revolución.
Sin embargo, consideramos que hay que verlas como herramientas de ayuda y no deben sustituir al factor humano; el conocimiento, la experiencia y el contacto personal aportan un activo de confianza esencial que no puede suplirse con la tecnología.