Los primeros ocupantes de Arganda del Rey fueron los Celtiberos, que ocupaban la región de Carpetania y llamaron al territorio Arkanta, que significa terreno de las aguas. Sus tierras fueron ocupadas por los romanos a partir del siglo III a.C.
Según los filólogos, su nombre proviene de Área Canda o superficie blanca, por el color que tenía el terreno, debido a la abundancia de calizas.
Los primeros asentamientos estables en lo que hoy es Arganda datan del siglo XI, tras la reconquista de Castilla con la toma de Toledo en 1118 y la creación del señorío de Alcalá, a la que pertenecían Arganda, Vilches y Valtierra. Años más tarde, el rey Alfonso VII concede este señorío al Arzobispo de Toledo.
Debido a la peste, en la segunda mitad del siglo XIII, los habitantes abandonaran los poblados de Vilches y Valtierra y se instalaron en lo que es hoy Arganda del Rey, dando lugar así al primer núcleo importante de población.
Arganda perteneció al Arzobispado de Toledo hasta que en 1583 Felipe II le otorgó la condición de Villa de Realengo, en 1583. Esta situación se mantuvo hasta 1613, cuando fue adquirida por el Duque de Lerma. La compra dio lugar al “Motín de Arganda”, un movimiento motivado por el descontento social por haber dejado de ser Villa de Realengo, para pasar a ser un dominio de la Casa Ducal de Lerma.
En 1808 Arganda fue invadida por las tropas francesas lo que provocó la destrucción y saqueo de numerosos edificios.
En siglo XIX hay una época de crecimiento económico como nudo de comunicaciones entre Madrid y Levante, por lo que se hacen mejoras urbanas y se construye una línea de ferrocarril.
Arganda conoce una época de crecimiento económico, como nudo de comunicaciones entre Madrid y la costa levantina, lo que supuso mejoras urbanas en el municipio y la construcción de una línea de ferrocarril, en 1849, que unía Madrid con la localidad de Alocén, en Guadalajara. Este tren prestaba servicio a los viajeros de la época y a la empresa La Azucarera para el traslado a la capital de sus productos. Se construyó también la Torre Telegráfica Óptica, que formaba parte de la red de comunicaciones a distancia que comunicaba Madrid con Valencia.
A principios del siglo XX, la posición de Arganda como nexo entre la meseta y la costa levantina se refuerza con la construcción, en 1910, del Puente de Arganda, una construcción de hierro que facilitó el transporte de mercancías. En sus inmediaciones se desarrolló la Batalla del Jarama, de la que quedan numerosos vestigios en el municipio, como el Cerro Melero.
En la década de los años 60 se inicia la explosión demográfica de Arganda, gracias al desarrollo y crecimiento de su polígono industrial.